Te vi por primera vez durmiente como en el cuento, y supe enseguida que en ese momento era parte de tu torrente sanguineo, latiendo, subiendo, ardiendo...era como ese viento suave que sin notarse llega hasta cada poro de la piel.
La cortina que suave te mece de noche en tu velada, me reprendió por hacer ruido, por respirar tan cerca de tu cama. Intenté ser entonces como esa invisibilidad nocturna y hacerme sueño. Desde aqui te observo como placidamente te agarras a las luces del dia, que entrecortadas entran como sumisas y como el mismo oxigeno se depositan en ti. Simplemente reposo en mi abstraccion por verte, tan niño, tan hombre...tendido sin percartarte que te veo. Me gusta verte dormir, como se adivinan cada uno de tus movientos, tu figura descansada, relajada ajena a mi furtiva mirada.
Y si supieras que podría trepar con mi aliento desde tus pies, hasta el recoveco de tu rodilla, subiendo la ola que hasta tu espalda llega. Y subiendo por ella besando cada palmo del costado para hacerme hueco entre tus brazos y mirarte de frente siempre mientras duermes. Taparía con mi cuerpo el sol de la mañana y asi veria la cara de la inocencia dormida que sin tu darte cuenta velo cada noche y dia. Al igual que tu me cuidas a mi, aun estando ausente , siempre en mi presente diciendome que estaras cuidandome. Ahora y por hoy soy la que cuida de tu sueño en ese hueco vacio sin cuerpo que yace a tu lado frio...cuidandote.
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