Día de lluvia resbaladiza en los cristales, y acurrucada en el sofá delante de la vista maravillosa de los recorridos dejados en la ventana por las gotas de agua, haciendo dibujos paralelos siempre apareces tú, en cualquier altura y en cualquier ángulo, ahí estás. Visiblemente recortado por las gotas que definen tu figura.
Tu boca que recorre mi dedo marcando cada surco de los recuerdos ansiados por darme tus besos. Tus ojos que me miran fijamente sin perder el norte de cada ausencia escrita sobre el cristal. Tu cuello y hombros que se empiezan a definir como parte de ti, tus brazos que ansían los míos, para que atraque tu cuerpo. Tu semblante que surge luego para seguir hasta los pies que hasta ahora no avanzan, ni traspasan, ahí se quedan, están inertes, esperando a que abra mi ventana para dejarlos pasar. Así lo harán entonces y tu siguiéndoles como alma de su cuerpo hasta acurrucarte conmigo entre mantas de primavera para que tus manos cojan las mías y sean besadas, tus pies jueguen con los míos haciéndose batallas. Tu boca se acerque a la mía y canten sentadas este día lluvioso detrás de mi ventana. Todo ahí fuera es desapacible, triste, oscuro. Dentro es primavera porque siento el calor que me aferra a mis sentimientos que contigo viajan en los silencios, en el tiempo y por el tiempo. Es por ahora lo único que tenemos…y nuestros días de lluvia, tormenta y truenos. Con días de gloria jubilo y recreo donde nos abastecemos ambos de risas y mas risas, de juegos y palabras sin sentido, frases ocurrentes llenas de deseo…no importa que lluvia sea hoy lo que me ha traído tu recuerdo.
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